Allí, presidida por un tendedero de versos, después de varias horas de lectura ininterrupida de cuentos, la Biblioteca Municipal de Córdoba se instituía en el centro de algo, adquiría presencia, se volvía efervescente. Respiraba. Latía vida dentro de ella, una vida de globos de colores y risas de niños, madres que hacen fotos y sonríen orgullosas. Los ganadores del concurso Muchocuento y Multiverso recogían su diploma en el patio central de la Biblioteca, abarrotado. Aquello parecía una celebración de cumpleaños. Faltaba la tarta y la piñata, pero les ganaban en presencia los cuentos. Y eso, en el día Internacional del Cuento Infantil y Juvenil, era lo que importaba.
Rodeado de Versos grabados, con las risas de fondo (aún), la sala de usos múltiples se convertía en un puente NY-Córdoba. Rafael Ruiz, director de la biblioteca de Córdoba, presentaba con orgullo a Paul LeClerc, director de la Biblioteca Pública de Nueva York, haciendo alusión a sus méritos, a su labor, gracias a la cual la Biblioteca de Pública de Nueva York se ha convertido en uno de los ejes de la cida cultural de la ciudad, sin incurrir en el elitismo.
Paul LeClerc nos presentaba la "casa de la cultura española" que puede llegar a ser la Biblioteca Pública de Nueva York y cómo ésta reúne una de las colecciones más grandes. Con capacidad para más de 700 personas, ofreciendo la posibilidad de mantenerse en el más absoluto anonimato, la Biblioteca Pública de Nueva York, situada en un edificio precioso, enorme, que imita a los palacios europeos como muestra de la ambición de la ciudad, se alza como la sala más democrática de EEUU. Paul LeClerc cree que uno de los pilares fundamentales sobre los que se debe fundamentar su labor debe ser ese: garantizar a todos el acceso libre a la información. Desde la filantropía privada, ya que la Biblioteca de NY es una Fundación privada, no una agencia pública, inspirar el aprendizaje, avanzar en el conocimiento y fortalecer las comunidades se tornan como los pilares clave de su actividad.
Sin embargo, lo más reseñable de su intervención no fue el hecho de acercarnos la Biblioteca de NY a Córdoba e ilustrarnos acerca de su funcionamiento, sino la defensa del papel de las bibliotecas en la sociedad actual. Paul LeClerc inició su intervención comentando que tenemos que preocuparnos menos por el futuro de las bibliotecas y más por el cambio climático, que hacía que el termómetro en Córdoba pasara de los 30ºC esa tarde mientras que el norte de EEUU se veía amenazado por la nieve. 'El mundo está al revés con una excepción: las bibliotecas', sentenció. Y eso es algo que todos necesitamos oir, que defiendan el valor de las bibliotecas como fundamento de la cultura humana. LeClerc planteó cómo la biblioteca forma parte de la civilización humana desde Mesopotamia y defendió su capacidad de adaptación a nuevas realidades, a las nuevas tecnologías. Es necesario que nos recuerden que hay que creer con fuerza en los libros, en las bibliotecas, al igual que es delicioso que, desde la más honesta filantropía, se defienda el peso de la cultura, capaz de permanecer inalterable pese a los cambios (climáticos) del planeta. Supongo que de la misma manera deberíamos creer en la poesía.
Un Paul LeClerc honesto, sincero, claro, era acompañado por la traducción simultánea de su mujer. Los dos conformaban una pintoresca pareja de esas de las películas. Él inició su intervención elogiándola a ella, adviertiendo que es ella la que tiene las buenas ideas y que si él es inteligente, no es más que porque hace lo que ella le dice. Ella se ríe y termina las bromas de él. Toma también la inciativa de preguntar al público. Son un todo, un todo en defensa de la cultura, de la labor de las bibliotecas, en medio del Sur, combatiendo el cambio climático.
Galatea
Fotografías: Lola Araque
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