La tarde comenzaba con el sol, de nuevo apretando fuerte. En la Casa Góngora se hacía un hueco la calma en un entorno con las paredes blancas, salpicado por un árbol. Era la quietud de la hora de la siesta tardía. Los poetas se reunían para convocar el nombre de Góngora y, con él, el de la poesía.
"No estamos en la casa de Góngora, pero estar en Córdoba siempre es muy emocionante, sobre todo para quien ha estudiado la obra de Góngora", precisaba Andrés Sánchez Robayna, el primer poeta en intervenir. Versos como "que el sol de la materia se derrame sin término", "su lugar y su luz, metáfora de usted" o "respirar era entrar en sus palabras" parecían dar testimonio de la atmósfera que allí se respiraba.
Presentados todos ellos por Carlos Clementson, se sucedieron Kateřina Rudčencová (República Checa), Alejandro López Andrada, Ana María Moix y Balbina Prior. Kateřina nos acercó a una poesía más intimista, esa que habla de noches repletas de gritos y sollozos, de cubrirse de hojas violetas o de ensimismarse en la lectura por no ternerse en cuenta a uno mismo. "Me reconocerás por mis pasos y por la forma de mi sombra", dice ella. También por su vestido rojo.
De la Casa Góngora pegábamos el salto al Centro Cívico Municipal Centro – Corredera, convertido en un improvisado estudio de radio de rne, desde donde se retransmitía la emisión en directo de 'El Ojo crítico'. El programa se abría con la canción 'Perder el miedo', de Deneuve. La primera canción de su primer disco daba el pistoletazo de salida a un programa por el que pasarían Kirmen Uribe, Joaquín Pérez Azaústre, Carlos Pardo y Cees Nooteboom.
La voz de Adolfo Carrillo, vocalista de Deneuve, con sus gafas de pasta negras y su camisa a cuadros, precisaba el tono de la tarde. Después, los versos en euskera de Kirmen Uribe seducían a través de las ondas. Carlos Pardo hablaba de su novela "Vida de Pablo", con la que da el salto a la narrativa y que se presentaba la noche anterior en Córdoba. Al presentador debió de trastocársele algo en la cabeza con eso de hablar del paso de la poesía a la narrativa y terminó por preguntarle a Joaquín Pérez Azaústre que para cuando él. Hubiera sido una pregunta con mucha lógica de no tener publicadas ya unas cuantas. Pero Joaquín se rió, se rió el presentador y nos reímos todos, porque el hombre del paraguas, en esta cosmosemana tan intensa, nos trae un poco a todos de cabeza. Por último, lo más esperado: una entrevista a Cees Nooteboom.
Al mismo tiempo o quizás un poco antes -el hombre del paraguas y su ubicuidad-, el cine de Tonino Guerra llegaba a la Filmoteca, con la proyección de El eclipse (1962) (Michelangelo Antonioni) y Amarcord (1973, Federico Fellini).
Un poco más allá, en la Biblioteca Municipal Central, se congregaban Uljana Wolf (Alemania), Felipe Benítez Reyes, Kirmen Uribe, Fabián Casas (Argentina) y Blanca Andreu para una lectura colectiva. El punto cómico y las risas llegaron con Fabián Casas, que una vez fue despedido por quedarse dormido en una cámara frigoríca y que precisó que hubo un tiempo en que escribía poemas cortos porque hacía frío. A continuación, Kirmen Uribe. Lo mejor de Kirmen es cuando recita en vasco de memoria, mirando fijamente al público.
La voz de Adolfo Carrillo, vocalista de Deneuve, con sus gafas de pasta negras y su camisa a cuadros, precisaba el tono de la tarde. Después, los versos en euskera de Kirmen Uribe seducían a través de las ondas. Carlos Pardo hablaba de su novela "Vida de Pablo", con la que da el salto a la narrativa y que se presentaba la noche anterior en Córdoba. Al presentador debió de trastocársele algo en la cabeza con eso de hablar del paso de la poesía a la narrativa y terminó por preguntarle a Joaquín Pérez Azaústre que para cuando él. Hubiera sido una pregunta con mucha lógica de no tener publicadas ya unas cuantas. Pero Joaquín se rió, se rió el presentador y nos reímos todos, porque el hombre del paraguas, en esta cosmosemana tan intensa, nos trae un poco a todos de cabeza. Por último, lo más esperado: una entrevista a Cees Nooteboom.
Al mismo tiempo o quizás un poco antes -el hombre del paraguas y su ubicuidad-, el cine de Tonino Guerra llegaba a la Filmoteca, con la proyección de El eclipse (1962) (Michelangelo Antonioni) y Amarcord (1973, Federico Fellini).
Un poco más allá, en la Biblioteca Municipal Central, se congregaban Uljana Wolf (Alemania), Felipe Benítez Reyes, Kirmen Uribe, Fabián Casas (Argentina) y Blanca Andreu para una lectura colectiva. El punto cómico y las risas llegaron con Fabián Casas, que una vez fue despedido por quedarse dormido en una cámara frigoríca y que precisó que hubo un tiempo en que escribía poemas cortos porque hacía frío. A continuación, Kirmen Uribe. Lo mejor de Kirmen es cuando recita en vasco de memoria, mirando fijamente al público.
Por último, antes de prepararnos para trasnochar, un recorrido elegante, sencillo, humilde, pero muy bonito, por las constelaciones en el improvisado planetario que el ciclo 'Versos y estrellas' nos traía a orillas del Guadalquivir.
Galatea
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